Los flamencos rosados
Milagros García KlibanskyHace pocos días pasaron por la TV un documental sobre una reserva de flamencos rosados que existe en Cuba. Son, sin duda unos hermosos animales, Dios se excede en regalarnos cosas bellas, claro, hablamos de los flamencos adultos, porque si fijamos la vista en los pequeños flamencos, nos entristece la imagen que recibimos.
Los flamencos pequeños son feos, su plumaje ostenta un color gris sucio que nada tiene que ver con hermoso tono rosa salmón de los adultos. Son criaturas indefensas, caen en el fango y no pueden salir de él, es por eso que los trabajadores del lugar tienen que estar pendientes de ellos para rescatarlos del lodo y limpiar con cuidado sus feas plumas pues de lo contrario, morirían. También, para evitar que se pierdan, los marcan, así se sabe a dónde pertenecen.
Nosotros, a lo largo de nuestra vida, nos hundimos tantas veces en el lodo del mundo que adquirimos ese color gris, sin matices, sin propósito y es porque somos inmaduros y solo la mano de amor y protección de nuestro Padre celestial es capaz de sacarnos de ese lodo y ayudarnos a caminar en un camino mejor. Con su amor paternal él nos conduce a lo largo de nuestro crecimiento espiritual y nos marca con la sangre de su amado hijo para que sepamos a quien pertenecemos. De feos flamencos, pasamos a ser criaturas que reflejan la imagen de su creador, la imagen más hermosa que se puede reflejar. “Porque Cristo, cuando aún éramos débiles, a su tiempo murió por los impíos. Ciertamente, apenas morirá alguno por un justo; con todo, pudiera ser que alguno osara morir por el bueno. Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros”. Romanos 5