Esta vez alabaré al Señor
El artículo habla sobre la vida de Jacob y su transformación por el poder de Dios. Su nombre, que significaba "engañador", fue cambiado por el de Israel después de ser bendecido por Dios con una descendencia extraordinaria. De la tribu de Judá, descendió el Mesías, nuestro Señor y Salvador. La profecía dice que la descendencia de Judá sería alabada hasta que llegara el verdadero rey sobre todas las naciones, anunciando la era de Cristo. La alabanza debería ser la puerta inescrutable para disfrutar como cristianos una redención que fue ganada "a filo de espada". El propósito del pueblo de Dios es publicar sus alabanzas, glorificarle y exaltarle en toda su majestad y señorío. El Judá espiritual, es decir, la adoración y alabanza que agrada al Señor, debe ser motivación diaria hasta llegar a nuestro Canaán celestial, la patria definitiva después de nuestro peregrinaje en la tierra.
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