Viajando hacia la perfección
Dr. Roberto Miranda(Audio: Spanish)
SUMMARY:
La vida cristiana es un proceso de continuo movimiento y renovación, similar a un avión que debe mantenerse en movimiento para no caer. Una vez que entramos en relación con Cristo y el Evangelio, estamos obligados a continuar en proceso, en movimiento, y a estar continuamente en esfuerzo. La idea es nunca estar satisfecho como si ya hubiésemos llegado a la cima, sino estar continuamente añadiendo nuevas cosas a nuestra vida cristiana. Siempre hay más y más y más, y nuestra meta como hijos de Dios debe ser buscar más para ser más, para que Dios nos pueda usar. La vida cristiana es una relación excitante con Dios y el Espíritu Santo, y Dios nos llama a una aventura emocionante, a ser un caballero andante buscando el próximo gigante a vencer. Muchos cristianos se quedan en el pasado y no entran en una relación íntima y punzante con Cristo mismo. Dios nos llama a procesar lo que Él ha puesto en nosotros y seguir desarrollándolo y dándolo a otros.
El pasaje de 1 Pedro 1:13-16 nos habla sobre el llamado de Dios a vivir una vida santa y perfecta, una vida que refleje la personalidad de Cristo. La vida cristiana no es algo pasivo, religioso, externo o estático, sino que es dinámica, progresiva y activa. Dios está comprometido con nuestro crecimiento y desarrollo y va a usar todo en nuestra vida para perfeccionarnos. Por lo tanto, es importante que entendamos que Dios está siempre tratando con nosotros y que a veces usa instrumentos siniestros para llevarnos a otro nivel. Debemos contemplar la gloria de Cristo a través de la intimidad con Él, adorándolo, leyendo su palabra y dejando que su carácter se traspase a nosotros. La vida cristiana es un perpetuo proceso de contemplación de Cristo y de dejar que su personalidad divina se haga parte de nosotros.
La vida cristiana no es algo pasivo, sino un esfuerzo continuo y dinámico hacia la perfección en Cristo. Dios quiere formar una iglesia de personas consagradas y en perpetuo proceso de crecimiento y aprendizaje. Los creyentes tienen acceso a verdades y revelaciones sublimes que ni los sabios de este mundo conocen. Dios quiere que los creyentes sean hambrientos por su revelación y se esfuercen por añadir nuevas virtudes a sus vidas. La vida cristiana debe ser un esfuerzo deleitoso, no neurótico ni compulsivo. Dios quiere que los creyentes se esfuercen sin desgastarse y experimenten gozo y paz en su carrera cristiana. La vida cristiana es un proceso de contemplación de Cristo y de dejar que su personalidad se traspase a nosotros. La persona más humilde puede conocer más a Cristo que la
Dios quiere que conozcas y desarrolles nuevas virtudes. Si tienes hambre y sed de Dios, Él te llenará y revelará su gloria. Abandona la idea de que el Evangelio es solo una cuestión religiosa y ten una actividad dinámica con Cristo Jesús. Dios quiere revelarse a ti en toda su gloria.Gente se meta en aviones todos los días, y el mundo está lleno de decenas de miles de aviones cada día que están volando por los aires del mundo. Y ese avión tiene una particularidad y es que una vez que remonta el vuelo, no puede pararse. No puede detenerse. Si uno piensa en eso, es lo que hace a uno sentirse tan frágil. El hecho de que ese avión puede viajar miles de millas y tiene que mantenerse en movimiento, si deja de moverse, ¿qué le pasa? Va para el suelo. Mientras ese avión esté en el aire, esos motores tienen que estar funcionado. Si se detienen, son causa de desastre. Y los que estamos adentro de ese avión estamos corriendo un gran riesgo, pero lo hacemos porque queremos viajar, queremos ir a otros lugares. Pero la idea de eso, un vehículo que tiene que estar moviéndose continuamente porque si se detiene antes de llegar a la meta, hay destrucción. Y nuestras vidas se me ocurre, que son así, que tiene que ser un proceso en perpetuo movimiento. Una vez que tu entras en relación con Cristo y entras en el Evangelio estás obligado a continuar en proceso, en movimiento. No te puedes detener.
Y en eso estriba la vida cristiana. La vida cristiana es un proceso de continua renovación, continuo trabajo, continua santificación, continuo trato de Dios con nosotros. Y cuando entramos en el Evangelio no entramos a vegetar, no entramos a estar tranquilos, ni cómodos. Es un proceso, hasta cierto punto a veces, agónico al cual nos comprometemos. Sin embargo, yo diría que una gran parte del mundo cristiano cuando entran al Evangelio creen que, okay, ya llegamos, ya yo ponché la tarjeta, ya levanté la mano, y ahora simplemente esperar a que llegue el día de entrar a la presencia del Señor. No. Y Dios quiere que nosotros estemos continuamente en esfuerzo. Me viene a la mente, me estoy adelantando, las palabras creo que de Filipenses, donde el Apóstol Pablo dice, “Ocupaos de vuestra salvación con temor y temblor.” Y esa palabra ocupaos quiere decir que we have to be busy. Tenemos que estar continuamente en proceso, ocupados en trabajar para nuestra propia bendición, crecimiento, desarrollo y para el Reino de Dios.