Su voz
Faustino de Jesús Zamora VargasDios continúa paseándose por el huerto de cada corazón. Y sigue llamando. No siempre que llama obtiene respuesta. Un corazón sin oídos no puede escuchar. No por gusto el Señor decía a los religiosos de su época: "El que tenga oídos para oír, oiga".
De manera que Él daba por sentado que se puede tener oídos y aun así, padecer de sordera espiritual. Los oídos del corazón son de tamaño sobrenatural porque saben cuándo es el Señor el que llama. Pero el corazón debe estar conectado con el Señor, junto con el alma y la mente.