Samuel Caraballo

Samuel Caraballo

Samuel L. Caraballo es esposo, padre, ministro evangélico, y músico comprometido con la 'Gran Comisión' de Jesucristo de llevar el evangelio a toda creatura en todo lugar. Samuel es oriundo de San Juan, Puerto Rico. Actualmente reside en el estado de Massachusetts junto a su esposa y sus tres hijos. Para mas información acerca de sus planes y proyectos ministeriales puede visitar su blog personal www.samuelcaraballo.com

Samuel es egresado de Escuela de Divinidad de la Universidad de Yale. Posee un bachillerato en Ciencias Biológicas de la Universidad de Massachusetts y una Maestría en Salud Publica de la Universidad de Boston.También es Presidente y Fundador de Toda Habilidad, Inc., una iniciativa ministerial que fomenta la inclusión de personas con discapacidades en las comunidades de fe.


Un ensayo autobiográfico de Samuel Caraballo: ¿Podrá Algo Bueno Salir de Villa Prades?


En el precinto 4 de Río Piedras, Puerto Rico hay una pequeña comunidad llamada Villa Prades. Allí me crié yo! Todo empezó con una asignación ministerial de mi padre en 1983. A sus 30 años, mi papá pasó a ser el Pastor de la Iglesia Evangélica Unida de dicha comunidad. Durante doce años vivimos en una urbanización simple, sin control de acceso y sin opulencias. En Villa Prades yo crecí rodeado de gente con un alto sentido de dignidad. Gente con sueños e historias propias. Lamentablemente, la época de los 90 fue una muy sangrienta para Villa Prades porque también allí existía un grupo reducido de gente entregada a las actividades delictivas. La droga arrasó con muchos de los jóvenes de mi edad. El “crack” estaba en todo su apogeo y la competencia entre los varios puntos [1] de droga del área era feroz. Tal era la magnitud del problema que varias fueron las noches donde mi familia y yo tuvimos que dormir en el suelo (teniendo cama) a causa de la lluvia de balas que surgían cada vez que “había guerra” entre “puntos” enemigos. Todavía recuerdo aquel miércoles en la noche donde no pude asistir al culto de oración por causa de mis tareas escolares. Esa noche sicarios ejecutaron a un joven a la cual yo no conocía al frente de la casa pastoral donde yo vivía. Los despiadados dejaron el cuerpo justo al frente de la entrada de mi casa. Lo más espeluznante fue ver como 3 minutos más tarde mi papá regresaba del culto de oración. Si él hubiese llegado 3 minutos más temprano de seguro se hubiese topado con la ejecución. Los que vivíamos allí sabíamos que era muy rara la vez que los sicarios dejaban testigos vivos.


Es allí en Villa Prades que yo acepté al Señor Jesús como mi Salvador a la edad de 10 años el 19 de Abril 1989 en una campana del Evangelista Alberto Motessi. En la Iglesia Evangélica Unida de Villa Prades me bauticé el 10 de Noviembre del 1991. Fue en medio de problemas, violencia, y falta de recursos que el Espíritu Santo me tocó y me reveló al Hijo Unigénito de Dios. Fue el Espíritu Santo y su manifestación sobre una pequeña comunidad de fe, quien forjó en mi una visión de vida muy distinta a la del caos de mi barrio. Y cuando digo que fue “El Espíritu Santo” no me refiero a un acto de “magia” desconectado de la realidad. Mas bien me refiero a la obra transformadora de dicho Espíritu en la vida de aquellos que estuvieron encargados de cuidarme y formarme; mis padres, mi hermana, mis tíos, abuelos, los ancianos de la iglesia, los maestros de escuela dominical, los consejeros, y muchos otros. En otras palabras, El Espíritu Santo no es un fantasma que gravita en el espacio sideral. El Espíritu Santo es Dios mismo que busca arropar nuestra corporalidad y nuestro contexto social con su esencia sobrenatural apuntando a la encarnación de Dios Padre en la persona de Jesucristo. Así fue como gente falible, con diversas limitaciones fueron “empoderados” por Dios para crear espacios de oportunidades para muchos jóvenes como yo. Estos espacios fueron abiertos no tan solo en el ámbito espiritual pero también en la esfera contextual; en lo académico, en lo deportivo, en las artes, y en lo cultural.


Este mover espiritual nos lleva a reevaluar la esencia del “Pentecostés” presentado en Hechos capítulo dos. En este relato vemos a el Espíritu Santo irrumpiendo en el contexto social de los discípulos de Jesús. Como resultado de la manifestación poderosa del Espíritu, los 120 dejan de ser los “invisibles” y pasan a ser “los Galileos”. [“¿no son Galileos todos estos que están hablando?” (vv.7)] Esta es una aseveración cargada de significado contextual. Los Galileos acarreaban un reputación social negativa, (Juan 1:46, 7:52). Nada bueno salía de Galilea! Irónicamente, el Espíritu Santo pone a los marginados en el epicentro de la segunda manifestación divina mas poderosa en la historia de la humanidad, (nacimiento de Jesús es la primera). Dicha demostración de poder tuvo un carácter confrontativo tanto fisiológico (Glosolalia sobrepasando los límites cognitivos del ser humano) y sociocultural (los Galileos pasando a ser los portavoces del nuevo orden divino en la tierra). Por ende, la manifestación del Espíritu Santo es confrontativa por naturaleza.


En el caso de Villa Prades, la labor del Espíritu Santo fue impregnar la vida de la iglesia con la fuerza sobrenatural del Padre y del Hijo a tal manera que estos pudieron abrir espacios alternativos en medio del caos que impera en la sociedad. Y mientras los espectadores se preguntaban: “podrá algo bueno salir de Villa Prades?” el Espíritu Santo impulsó a gente como mi madre a confrontar los sistema escolares inapropiados para los niños. Ese Espíritu llevó a mi padre a confrontar los delincuentes que asediaban a la comunidad. Esta fuerza divina inspiró a nuestra misionera Zaida Aquino a certificarse como enfermera graduada para servir a los enfermos de la comunidad. Esta fuerza natural inspiró a Edwin Montalvo a formar el club de niños “Un Diamante para Cristo”. El poder del Espíritu movió a Ramona Lebour y Amada Rivera a interceder y trabajar en los caseríos del área. Ese mismo Espíritu llevó a la Iglesia Evangélica Unida de Villa Prades a crear la Asociación de Familiares y Amigos con Paciente de Sida, (AFAPS) en un momento historico donde el “VIH” era un tabú en nuestra sociedad.


¿Podrá algo bueno salir de Villa Prades? Hoy después de muchos años de lucha, ese mismo Espíritu Santo que se movió en Villa Prades me permite graduarme de la Universidad de Yale. Pero lo que la gente de Yale y los de afuera deben entender es que el espacio y la oportunidad de estar aquí no me lo di yo, ni ningún otro ser creado; sino el “empoderamiento” sobrenatural del Santo Espíritu en la vida de la gente humilde y sencilla que formaron mi vida en mis años en Villa Prades. Yo soy solo uno de los muchos beneficiarios de este mover milagroso.


Hoy, una nueva generación de Cristianos anhelamos cambios substanciales en nuestras comunidades. Sin embrago, la materialización del cambio no se puede dar a menos que una fuerza sobrenatural nos vuelva a “empoderar” y nos otorgue una nueva visión alternativa de vida que confronte las estructuras sociales que mantiene a nuestro pueblos sumidos en el fatalismo y el pesimismo. Una visión que no monopolice la espiritualidad sobre la transformación académica, cultural, deportiva, y social que tanto necesitan nuestros pueblos.


Oración: Te alabamos Espíritu Santo porque eres Dios y en tu fuerza está nuestra esperanza y nuestra salvación. Sigue sincronizando nuestras vidas a tu frecuencia divina.


[1] “punto” es el termino usado para referirse a el lugar geográfico donde se llevan acabo las transacciones de venta y distribución de drogas ilícitas de determinada narco-pandilla.


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