Vida plena para testimonio
Faustino de Jesús Zamora VargasCada vez que me acuerdo del día de mi conversión, no puedo más que conmoverme de agradecimiento. Yo andaba confundido por el mundo, pero lo ignoraba y era un creyente intelectual de todas las deidades invisibles. El único verdadero dios, era yo mismo.
Cuando se llega a una cierta edad creyendo haber tenido algún éxito en la vida sin la aparente intervención de Dios, entonces ¿para qué creer en algo que no había necesitado para vivir hasta ahora? ¿Para qué complicar mi existencia llenándome de compromisos religiosos que ocuparían mi tiempo libre y mis domingos de descanso y de celebraciones impías?